Túnez. Su atractivo radica en la mezcla de recursos turísticos. Podemos disfrutar de fabulosas playas en Hammamet o en la isla de Djerba, perdernos por los zocos de Tunez, visitar las fascinantes Medinas de Susa o Monastir, descubrir el incomparable Coliseo en El Djen y deleitarnos con el deslumbrante paisaje del desierto con sus colores sienas y ocres. Otra de las maravillas de Túnez es descubrir los chotts, grandes extensiones de sal procedentes de la desecación de lagos preexistentes.
Marruecos.- Su área turística se concentra en Marrakech, rodeada de un inmenso palmeral, Rabat, sus restos romanos junto a construcciones islámicas, Mequinez, con sus murallas de bellísimas puertas. La Medina de Fez destaca por ser declarada Patrimonio de la Humanidad y el lujoso palacio real del Sultán. Es sus costas hay que mencionar a Casablanca, reminiscencias de su época francesa y Tánger con una estructura y arquitectura marcada por su pasado español.